martes, 29 de octubre de 2013

INTERVALO BARROCO (Homenaje a Cervantes)



INTERVALO BARROCO 

(Cervantes sueña un nuevo personaje)


    Hace un par de años releí las Novelas ejemplares de Cervantes.  De paso, revisé su biografía. Pienso que quizá don Miguel fue un gafe condenado a escribir porque ya había agotado las posibilidades de ser el protaginista directo de su vida. Y leerlo tiene el encanto de desentrañar detalles de su biografía y sus pensamientos en esas narraciones donde otros hablan y viven por él. en el fondo, como cualquier escritor, pero con mucho más talento. 

  Me permití imaginarme a mí mismo en su lugar, un culo de mal asiento con más de sesenta años, cargado de deudas y desengaños, intentando crear todo lo que no había creado en una vida malgastada en aventuras y desfalcos, luchando contra el tiempo para no dejar la obra literaria a medias, como había dejado a medias los demás proyectos.

  De ahí estos tres sonetos. A fin de cuentas, son un reconocimiento a él, que me dio la mano para hacerme entrar por una puerta que quizá tenía reservada para mí hacía casi cuatro siglos. Un intervalo barroco en mi vida, que de vez en cuando me sorprende en el camino.


  1. De la vida y otras penitencias (el Licenciado Vidriera).


Herido antes de entrar en la batalla,
Un centinela ciego es mal testigo,
Mas ya no precisaba más abrigo
Que esta ciudad fría y su muralla.
Heme aquí, sobre la vieja atalaya,
Vigilando nada: no hay enemigo
Ni lo habrá nunca. No hay nadie conmigo
Ni marca la frontera alguna raya
Que, sin duda, borróse felizmente…
Mas nadie se acordó de relevar
Al viejo centinela incompetente,
Condenado a mirar y no ver nada:
Fuera de mí ya no hay dónde mirar,
Y sólo veo mi propia mirada.


  1. Del amor y otras muertes (Dulcinea se hace realidad).
 
¿Sabéis cómo duele decir adiós
Y desear volver secretamente
A la cámara del tiempo, el puente
Que sólo se cruza una vez? ¿Sois vos
Quien traza la línea y divide en dos
Mi vida? Dejad, pues, que os represente
En un camino espiral, que se siente
Predecible, como un antiguo dios
Pagano, un ídolo a merced del viento
Que vos –o yo mismo- arrojó a la vía,
Mas, no encontrando un nuevo complemento,
Dejó por altar la oquedad vacía.
¡Y qué nostalgia sentir vuestro aliento,
Vuestra voz y vuestra melancolía!


  1. Del paso del tiempo y otras memorias (Cervantes analiza la Guerra de Irak).

Alguna vez fui niño. Bien lo sé,
Porque ando a tropezones en mis sueños
Y escucho voces y olvidé sus dueños
En el fondo de la taza de té.
¿Fui joven? Recordemos… ¿Quién no fue
Fiel consumidor de vicios pequeños?
Ni Flandes, ni adalides extremeños,
Ni Lepanto… Ya veis, murió la fe
Con daño y sin gloria. Ganó la guerra
Y, por más que nuestro valor sobreviva,
Perdimos el cabello y más de un diente.
Entré en mi casa. La puerta se cierra:
Bien sé que ni una célula viva
Queda en la piel que mudó la serpiente.

viernes, 20 de septiembre de 2013

I HAVE A DREAM

I HAVE A DREAM
 

 
Yo tengo un sueño: que un día en las coloradas colinas de Georgia los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos serán capaces de compartir mesa, como hermanos. 

Yo tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por sus actos.

                                        Dr. Martin Luther King, 1963



 Tú me diste un sueño, unos niños blancos
jugando con niñas negras como yo;
quizá eran mis hijas o un cuento de hadas,
del mismo pupitre a la cama común.

 Hice un buen discurso que me convirtió
en hombre de moda, en estrella brillante.
No conté que el sueño se hizo pesadilla,
no es cuestión de amargar el gran momento.

Soñé una noche que duró un día entero,
soñé un paraje arrasado de olor ácido,
vi convexas expansiones y desiertos,
telarañas en arena condensadas,
muchedumbres entre el humo del tabaco
sin reflejo en los espejos del planeta.

Después vi los huesos blancos de una mano,
la negra pistola y mi sangre rojiza.
Yo fui asesinado, mas no mi esplendor,
porque es difícil apagar una estrella:
y hay hombres que mueren, sueños que perduran.

Bajo mi estrella, el hombre más poderoso
sumó su sangre blanca y su sangre negra
y soñó que arrasaba el desierto árabe.

En duelo macabro de premios nobeles,
jamás la memoria fue tan insultada,
jamás mi esplendor fue tan menospreciado.

jueves, 27 de junio de 2013

TRES VIAJES



TRES VIAJES


Tres viajes en uno, el real pero ya transcurrido, el imaginario pero presente en la palabra, y el que otro hará en el futuro siguiendo las huellas del pasado” (Julio Cortázar)


1. EL VIAJE PERPETUO

Tal vez sea pedir demasiado
Para un árbol de fuertes raíces
Romper el alba al sol de Tijuana,
Compartir  la esperanza de joven fugitiva,
Soportar el frío de una celda
Bajo la piel de Nelson Mandela
Y recobrar la limpia sonrisa
De una niña saharaui en Smara,
En la taza de té, al abrigo de una jaima.

Tal vez sea pedir demasiado
Ver el anochecer de Poseidón y el templo
Sobre el Cabo Sunión, con los ojos de Lord Byron,
Cantar nanas tristes en el puerto
A la sirena, hasta amanecer
Cien años en Macondo… Y ser o no ser, tal vez.

Pero aún conservo la esperanza
De borrar los colores, difuminar los himnos.
La única ley es respirar
Y una sola bandera es la palabra.
No hay más patria que el vientre que ha engendrado a mis hijos.
Mi pasaporte es la humanidad.



2. RETORNO A LOS BRAZOS DE ÍTACA 

Uno no sabe qué es Ítaca hasta que ha superado cierta edad. Allí quedó el mito de la tierra que nos esperaba y a la que solo algunas veces regresamos. No siempre reencontramos a nuestros “hermanos en armas”, y sabemos que ya no deseamos vivir allí de nuevo. Pero, a cambio, en nuestros sueños, en Ítaca, nunca estamos solos. 

Recuerdo cuando entraban, hace tiempo, en el puerto
Y muchos deseaban seguir allí amarrados,
Con un pie en la cubierta y el otro pie en la dársena,
Entre el mar y la tierra mirando el horizonte.
     Apenas evocaban la última cantina.
La brisa los unía y el mar era el misterio,
El reto de alcanzar la más remota isla.
Después llegó la vida, pero esa es otra historia.
     Ya sabían que no volverán a estar juntos
E intuían que nunca podrán ser tan felices
Como en esos momentos, mirándose a los ojos
Y sintiéndose aún jóvenes para siempre.

     Volví al embarcadero, allí estaban sus rostros.
Hicimos el recuento. Hay naves encalladas
Entre el ojo del cíclope y el canto de sirenas,
Hechizos de Calypso o víctimas de Eolo.
     Pero allí estaba Ítaca tan bella como nunca,
El muelle y la pradera y el cielo luminoso
Y el tiempo detenido sobre la escalinata
Del palacio de Ulises cerrado por festivo.
     Los brazos de Ítaca obraron el prodigio,
Teñimos nuestras canas de viejos marineros.
Entonamos los himnos, tapamos las heridas,
Inmortales de nuevo, jóvenes para siempre.





3. VINDICACIÓN DE MÍ MISMO 

Es inevitable comentar que este poema lo escribí tras habérseme diagnosticado un cáncer de pulmón. Resultó ser una falso positivo, pero las vivencias que tuve durante algún tiempo adquirieron una particular intensidad, así como los lugares que se evocan sin nombre en el poema. 
Entiéndase también como un homenaje personal a Alcañiz, Aranjuez, La Playa de La Concha, la piscina cubierta de Segovia, Triana, El Montón de Trigo y Peña Labra, Olleros de Pisuerga, Fuente Olmedo, Tortosa, mi casa, la Calle Real y el recientemente clausurado Hospital Puerta de Hierro.

A Mari Carmen, que estaba conmigo o con el móvil a mano.

No pido gran cosa, solo tiempo,
Tierra, agua y cielo,
Leer libros que yacían olvidados en su estante,
Ojear sin rumbo, como quien conquista el universo,
Hablar con el aire y sentirme aire,
Subir un día una montaña y otro día otra montaña,
Cruzar una playa abarrotada, sin conocer a nadie,
Nadar la piscina de siempre, con las mismas brazadas,
Mirar en el espejo de un ancho río la caída de la tarde,
Comer en el único bar de un municipio minúsculo,
Pasear por una ciudad que no había pisado nunca antes,
Volver a un pueblo al que amé y fotografiar su plaza,
Aplaudir a un grupo de adolescentes músicos,
Redescubrir desde niño las mismas calles,
Reencontrar amigos cuya pista perdí hace lustros,
Despertar cada mañana empapado en sudor,
Vivir pendiente de cada día. Y cada hora. Y cada minuto.
Soñar con una abeja gigante y ser inmune a su aguijón,
Inspirar ansiosamente con un pulmón recién operado,
Digerir analgésicos como quien degusta una cena,
(¿A quién puede importarle, a estas alturas, la felicidad?)

Y ascender a un punto alto, y contemplar el horizonte
Y no pensar,
Y vencer el dolor y la inseguridad y la impotencia,
Y pisar con fuerza la tierra.

Y vivir, vivir… Vivir sin más.

lunes, 17 de junio de 2013

ESCRACHE



ESCRACHE

1º) Definición de Wikipedia: Escrache es el nombre dado en Argentina, Uruguay y España a un tipo de manifestación pacífica en la que un grupo de activistas de Derechos Humanos se dirige al domicilio o lugar de trabajo de alguien a quien se quiere denunciar. Se trata de una palabra en jerga para referirse a un método de protesta basado en la acción directa, que tiene como fin que los reclamos se hagan conocidos a la opinión pública.

2º) Consideración añadida: Edipo, al descubrir que él era culpable de actos inapropiados que habían dañando gravemente a inocentes, aun sabiendo que fue autor involuntario de los mismos, decidió autoinfligirse un castigo, sacándose los ojos. 

3º) Edgar Allan Poe creó un cuervo que acompañaba como una maldición para impedir la felicidad a quien lo veía. El refrán dice: "cría cuervos y te sacarán los ojos". Tal vez ese cuervo reviva en la sociedad actual, a modo de escrache, y sea el encargado de sacar los ojos a los que no tienen ni remotamente la dignidad de Edipo.


¿Pretendías ver mundo?
No es muy fácil subir
a la torre más alta,
más aún si la niebla
te oculta los paisajes.
Tal vez no merecieras
un horizonte libre
de la Esfinge difunta
con sus viejos enigmas.
El mérito no es tuyo,
la culpa sí lo es.
¿No pudiste intuirlo?
¿No creaste infelices
con tus actos? Besaste
su frente, lamentaste
caprichos del destino,
los dejaste a la puerta.
Acuérdate de Edipo 
creando su ceguera
con sus manos viciosas.
Menospreciaste al cuervo.
Ya conoces el dicho.
Vigila bien tus ojos.


NUNCA MÁS

                             Aparta tu pico de mi corazón
                          y tu figura del dintel de mi puerta.
                         Y el Cuervo dijo: “Nunca más.” (E. A. Poe)



Siempre fuiste un ingenuo.
Creíste que era un logro
haber dormido a pierna
suelta cada noche de tu apacible
existencia. Creíste haber hecho méritos
para gozar, de una limpia conciencia,
una merecida felicidad.
   Pero entonces miraste por la ventana
y el espejo te devolvió mi imagen.

¿Soñaste realmente ser feliz?
Tú mira bien mis garras, viejo amigo,
mis plumas enlutadas,
mi boca puntiaguda.
Repasa cada hora de tu vida,
los rincones oscuros donde ocultas
tus mayores y menores infamias.
Y no gimotees como un hipócrita
baboso e inmoral.

Ya sabes que te espero al otro lado
del alféizar, donde tú me arrojaste.
(Si criaste cuervos, protege tus ojos.)
 No esperes clemencia.

Soy el cuervo, así que no preguntes:
mi única respuesta es "nunca más"  


ÚLTIMO AVISO


Tú sueles salir ileso
de tu pecera sin peces.
Quizá por eso te creces
entre palo y tentetieso.
Mitad ratón, mitad queso,
el refrán se desfigura
cuando hay gente que procura
mentir y a la vez ser cojo:
Si un cuervo te saca un ojo
cúlpale a tu cara dura.

jueves, 18 de abril de 2013

LOS JARDINES DEL OTOÑO



1. LA MÚSICA Y EL ÁRBOL

 Ahora vagamos por Bosques Soberanos (Emily Dickinson)

 


            Un sonido inquietante se aposenta en nosotros,
Es la sombra de un ruido, fugaz como la brisa,
Como si una amapola luciera en los escombros
De un antiguo palacio rodeado de encinas.
            Sabemos que esa música no entró por los oídos
Ni siquiera sabemos si tiene melodía
Más allá de un acorde apenas intuido,
Hospedado en un cuerpo como el fuego en la pira…


            Recuerdo otros rumores más claros en la huerta.
Entonces conmovían. Quizá eran otros tiempos
Envueltos entre nubes de trinos y trompetas.
Y entonces lo escuché, y resonó por dentro.
            Pasa el tiempo y acaba pronto la primavera.
Y aquel sonido crece y se agitan sus ecos,
Que recorren sin forma y sin pudor se adueñan
De hasta el último poro que se oculta en el cuerpo.


            Después, cuando el verano reseca algunas hojas,
La ausencia y el pasado, los ecos que germinan
Caminos y refugios con árboles y sombras,
Y voces que saludan y largas despedidas:
            Los nombres de la gente que alguna vez nombré,
Los ojos que me vieron, sus bocas, sus sonrisas,
Las manos que toqué y el olor de su piel,
Su voz, su silueta se hicieron melodía.

            Y el estruendo convoca todo lo que perdimos,
Lo que ahora nos falta, lo que sólo es ausencia.
Los jardines de otoño tienen esos caprichos:
Desear que enmudezcan nuestras viejas sirenas…
            Sus canciones podrían quebrar un corazón,
Rompiendo sus tejidos, veloces como flechas.
Y ojalá el corazón no escuchara su voz
Tan peligrosamente, tan demasiado cerca.

            Inmóvil como un tronco anclado en sus raíces
A tantos a quien quise descubro en el concierto.
Estaban esperando, sin hojas, pero firmes,
El árbol y su música de ramas y recuerdos.
            La sonora memoria que fluye entre la savia
Pervive en las raíces heladas del invierno.
A veces es el cuerpo quien habita en el alma.
Ellos eran la música. Y la música es ellos.






2. VIVIR A PLAZOS

No se trata de malgastar la arena de los relojes
Ni deshacerse violentamente del canto del cuco;
Simplemente, pienso
Que tal vez hubiera sido preferible
Ocultar esos trinos bajo la alfombra
Y renunciar a algunos granos del pasado arenoso
Y obtener, a cambio del olvido,
Algún provecho de la experiencia.

Quizá no fuera mala idea, para empezar,
Romper el espejo,
O arrojar las queridas fotos en blanco y negro
Al foso del castillo, donde un niño
(cuesta decirlo) apocado, abstraído y torpe
Fabula un refugio entre las islas de Utopía y Nunca Jamás.
O crear, aunque fuera unos segundos,
Un rincón oculto a miradas indiscretas
En el zaguán del Expreso de Shangai,
El tren de la bruja en cuya terrible careta verde
Nació el temor a afrontar el futuro.

            Tampoco estaría mal, a ratos,
Jugar con los equívocos:
Ser yo o tú, o ambos a la vez o alternativamente,
Fingir haber nacido en el Río de la Plata
Para llamarnos de “vos” sin complejos
Y decir: “yo soy vos”, “vos y yo miramos el horizonte”
Y arrojarse a un mundo que quedó atrás,
Acompañar a un hidalgo de los de lanza en astillero
Y gobernar, como una casa en plena mudanza,
La Ínsula de Barataria.

            Tal vez es preferible
Vivir engañado algún tiempo,
Soportar dolorosas sorpresas por hechos consumados
Y no arrastrar una vida surcada de largas incertidumbres.
Y vivir a plazos,
Amar sin ser amado,
Con tal de no deber favores de por vida…
O ignorar hasta el propio nombre
Para no mentir cuando se firma un documento…

Y repeinar las últimas canas,
Palparse con la lengua las últimas muelas
E invertir los ojos volviendo, con la última mirada,
La pupila hacia las cuencas,
Vaciar, como en un viejo armario descerrajado,
Los rincones oscuros donde se ocultan
Cobardías, mentiras, errores y vergüenzas;
Librarlo de tendones, músculos, líquidos, células
Y mantener solamente los huesos
Nada más que por guardar la compostura.


            Y lavar la oquedad restante por dentro y por fuera,
Un cuerpo sin aristas y una memoria transparente,
Dejarse arrastrar, libre, por la gélida brisa,
Cruzar a nado la laguna
Y regresar, sin cicatrices, a la pira primitiva
Y evaporarse en el fuego
Sin envilecerlo.
 


           

domingo, 17 de marzo de 2013

LA PALABRA

LA HERENCIA Y LA PALABRA
(La dama de Atapuerca)


Antes que naciera la tierra, y antes
Que el cielo y el agua, nació la gente.

Y entre las gentes, allí, estabas tú.
Cuando llegaste, aún no había nada,
Sólo vacío en medio del vacío,
Sin existencia ni conocimiento.

Nada era, a falta de tu presencia,
Y todo era nada hasta que tu huella
Abrió entre la hierba cada sendero,
Creó los hondos surcos arenosos
Y pisó, sin dejar rastro, el granito.

Y antes que la lluvia mojara el suelo
Cayó la primera gota en tu cara,
Sentiste la humedad, dijiste "agua"
Y con ello diste existencia al agua.
Y era necesario que tu mirada
Rasgara el aire, y que tu voz dijese
"Azul" para que el mundo se cromase.
Y el mismo día fue roja la sangre.

Nada sonaba aún. Por fin, tu oído
Creó de golpe el canto de los pájaros,
El arrullo de los vientos, la lenta
Cadencia melódica de los hijos:
También ellos te pidieron un nombre;
Tú señalaste con el dedo. "Míos".
(¿A dónde te he traído, niño mío?
¿No ves que para ti he creado el mundo?)
Tu lengua inventó el dulzor del azúcar,
Tus dientes hicieron crujir la nuez,
Amargar la cerveza; la luz, lenta;
La nieve, punzante; hondos, los valles.

Y así nacía todo: la memoria,
La noche, el otoño, el día, el sueño,
El vapor, el fuego, la libertad,
La ira, la soledad, el coraje,
Los ríos, la rueda, la choza, la hoja,
Los ángulos, las nubes, la cocina,
La música, el tacto, la tempestad,
Los gatos, la risa, los compañeros,
El rito, el teatro, la tristeza,
Las montañas, el horizonte, el humo,
Los rosales, las espinas, el miedo,
La empalizada, las caries, la luna,
La melancolía. Tú, la esperanza.

DESPEDIDA EN LA SALA DE ESPERA



GUÁRDATE DE LOS IDUS DE MARZO


Hoy soñé tu muerte,
tenía tu rostro, pero no eras tú,
tenía tus ojos, duros e inflexibles,
pero no eras tú. Era tu muerte
y tu voz sonaba, mas no era tu voz.
Sus palabras eran huecas y feroces
y vi en su frente un gesto de amargura
que no conozco en ti, en tus divinos orígenes.

He soñado un cerco de odios,
unas dagas afiladas.
Y había una estatua parecida a ti,
decía que los inmortales también mueren.

Me hubiese gustado soñarte joven,
buscando un lugar oculto para amarnos.
Pero a nadie le fue otorgado poder  
para  decretar sus sueños
y la libertad no es suficiente recompensa
si el pago es la soledad.

Recogí en el Hades tu alma;
desde allí llegan, tenues, los recuerdos
de otras muertes soñadas.  
Te vi tan débil que volví a amarte
y, aunque tú, allí, quizá no me amases,
sentí el amor resbalando por mi piel.

He soñado tu muerte.
Poco importa si tu poder supera a la divina Roma.
Roma te sobrevivía.
y los idus de marzo también te sobrevivieron.




2. RENACIMIENTO  (Manual de últimas voluntades)

  Nacer en una sala de retamas en flor,
Comer un verano, feliz de frutas maduras,
Recorrer un otoño lluvioso, atormentado,
Y palpar nieve blanda como lechos de invierno.

Que siga en pie la madera de la puerta cuando
Yo abandone la casa. Y un almuerzo ligero,
Y una tarde invisible, como libros envueltos.
Que luzca de noche una lámpara en la mesilla.

 Que el amanecer brille preñado de aire y de polen,
Un día fugaz como un beso de despedida
Y una noche larga y sin sueños, como el olvido.  

 Y, si me fuese dado,
Sólo deseo todo
En cada primavera.


MANUAL DE NOSTALGIAS

En cualquier momento,
Llega un día impreciso de aromas mezclados,
De bocanadas de aire cargadas de perfumes
Y el color de los pétalos vivos
Contra la pared transparente del florero…
Un regalo inesperado sobre la mesa,
Junto al periódico del día.
Y una ventana entreabierta para dejar pasar
El frío blanco de la montaña.

Tal vez eso es la vida,
Por eso da tanto miedo cerrar la ventana.
Tal vez es así la evocación perpetua,
La casa vacía y la espera impaciente,
Y tantas ganas de verse
Que hasta el café hierve en la boca.

A veces, simplemente, la frialdad de un saludo.
Un mal día lo tiene cualquiera.
Pero el barco seguirá su curso, hasta navegar
Aguas más apacibles:
Ninguna tormenta se prolonga
Más allá del cielo.

Después, algún tiempo después,
Seguramente, alguien se preguntará
Para qué las flores.